El Papa pide continuar con el diálogo con los musulmanes en una multitudinaria misa en Rabat
Cantos africanos, banderas de decenas de países, muchos sacerdotes y también hasta algún musulmán se han podido ver este mediodía en el palacio de deportes de Rabat para acudir a una multitudinaria misa que ha cerrado el primer viaje del papa Francisco en Marruecos. Jorge Mario Bergoglio ya está a punto de emprender su camino de regreso a Roma, pero no se ha querido ir sin antes hacer un último llamamiento a “perseverar en el camino del diálogo con nuestros hermanos y hermanas musulmanas”.
“Que sean aquí los servidores de la esperanza, que el mundo tanto necesita”, ha reclamado Francisco en la primera misa celebrada por un Pontífice en Marruecos, donde la práctica totalidad de sus 35 millones de habitantes son de confesión musulmana. Juan Pablo II ya estuvo aquí en 1985, pero sólo dio un discurso ante 80.000 jóvenes.
Primera misa
Es la primera vez que un Papa ofrece un servicio religioso en Marruecos, de mayoría musulmana
Este espíritu de encuentro con el islam ha marcado todo el viaje apostólico, que aunque ha sido muy corto, de sólo 27 horas, ha tenido una apretada agenda. Hoy el Papa se ha dedicado a la pequeña comunidad católica que hay en el país, de 23.000 personas. Por eso, el papa argentino ha querido convertir su homilía en un homenaje a los que abrazan su idea de la fraternidad entre las diferentes religiones.
“Es cierto, son tantas las circunstancias que pueden alimentar la división y la confrontación; son innegables las situaciones que pueden llevarnos a enfrentarnos y dividirnos. No podemos negarlo. Siempre nos amenaza la tentación de creer en el odio y la venganza como formas legítimas de brindar justicia de manera rápida y eficaz”, ha afirmado Bergoglio. “Pero la experiencia nos dice –ha continuado- que el odio, la división y la venganza, lo único que logran es matar el alma de nuestros pueblos, envenenar la esperanza de nuestros hijos, destruir y llevarse consigo todo lo que amamos”.
Mensaje de paz
El odio, la división y la venganza, lo único que logran es matar el alma de nuestros pueblos”
Prácticamente la mitad de los católicos en Marruecos estaban hoy en el estadio. La Constitución del país abraza la libertad de culto, pero sin embargo las conversiones son prácticamente inexistentes y están muy mal vistas. Por eso, casi todos los que han venido a la misa más concurrida de la historia del país eran extranjeros de hasta sesenta nacionalidades, desde jóvenes de países del África subsahariana que estudian en Marruecos, misioneros y también algunos españoles que han viajado desde Ceuta para la ocasión.
Elizabeth, una británica que está casada con un marroquí, se ha acercado para mostrar su apoyo al Vaticano. “Es genial que el Papa esté intentando unificar todas las religiones. Creo que debemos estar a su lado en esta aventura”, ha opinado. “Estoy muy feliz. No me acordaba de un ambiente tan bonito. Esperamos que el mensaje del Papa nos anime a continuar y nos de fuerzas”, coincidía Taté, un sacerdote congolés que vive en Marruecos.
Ahora Francisco se dirige hacia el avión papal que le llevará de vuelta a Roma, donde en la tradicional conferencia de prensa a bordo lanzará sus últimos mensajes acerca del viaje número 28 de su pontificado.
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