El Papa y Mohamed VI subrayan que Jerusalén es “patrimonio común” de las tres religiones monoteístas
El papa Francisco siempre sorprende. En las primeras horas de su viaje a Marruecos, donde busca seguir su acercamiento al islam, el Pontífice ha firmado una declaración junto al rey Mohamed VI para reconocer el estatus unitario y santo de Jerusalén, un documento significativo que no estaba previsto en el programa oficial de la visita.
“Consideramos importante preservar la ciudad santa de Jerusalén como patrimonio común de la humanidad y sobre todo para los fieles de las tres religiones monoteístas, como lugar de encuentro y símbolo de coexistencia pacífica, en el cual se cultivan el respeto recíproco y el diálogo”, han coincidido el líder espiritual occidental y el rey de Marruecos. La firma ha tenido lugar durante una visita privada al Palacio Real, el segundo enclave al que se ha acercado Francisco desde que ha llegado al país.
Consideran la ciudad santa como “lugar de encuentro y símbolo de coexistencia pacífica”
En el texto, el Papa y Mohamed VI especifican que deben ser conservados y promovidos el “carácter específico multireligioso, la dimensión espiritual y la peculiar identidad cultural de Jerusalén”. “Esperamos, en consecuencia, que en la ciudad santa sean garantizados la plena libertad de acceso a los fieles de las tres religiones monoteístas y el derecho de cada una de ellas a ejercitar su propio culto, para que en Jerusalén se eleve, de parte de sus fieles, la plegaria a Dios creador de todos para un futuro de paz y de fraternidad sobre la tierra”, concluye el documento.
La declaración llega pocos días después de que el presidente de EE.UU., Donald Trump, sacudiera Oriente Medio con su aval a la soberanía de Israel sobre los Altos del Golán. El papa argentino siempre ha llamado a respetar el statu quo de la ciudad de Jerusalén, de acuerdo con las resoluciones de la ONU. Cuando Trump decidió trasladar la embajada estadounidense a Jerusalén, ya avisó de la “profunda preocupación” que le suscitaban estos movimientos.
Francisco ha llegado esta tarde a Rabat y se ha trasladado a la imponente explanada de la Torre Hassan de la capital, que custodia la tumba de Mohamed V, considerado el padre de la nación moderna marroquí. Allí ha dado su primer discurso del viaje, en el que se ha referido por fuerza a la migración, el otro tema clave de este viaje junto al diálogo interreligioso.
“Se trata de un fenómeno que nunca encontrará una solución en la construcción de barreras, en la difusión del miedo al otro o en la negación de asistencia a cuantos aspiran a una legítima mejora para sí mismos y para sus familias”, ha afirmado el Papa, que ha insistido en que se dejen de tratar a los migrantes como números y se les trate como personas.
La lluvia no ha impedido que el viaje haya empezado con normalidad en un país muy interesado en esta visita para lanzar una imagen de tolerancia y modernidad. Es la segunda vez que un papa vuela a Marruecos. La primera también fue muy breve, pero aquí todavía se recuerda con calidez el momento en que Juan Pablo II dio un discurso en 1985 ante 80.000 jóvenes musulmanes tras una gira africana.
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