Cierre un puño e imaginario y meta dentro el Sol, ocho planetas, cinco planetas enanos, 19 grandes lunas y 185 más pequeñas, 4.000 cometas y 779.000 asteroides. Ahora láncelos a la galaxia a una velocidad de 828.000 kilómetros por hora, para dejar que la gravedad haga su trabajo. Habrá obtenido un reflejo en miniatura de cómo es el sistema solar en que vivimos y del que somos parte.
A pesar de que viven en él, los científicos tienen mucho que aprender sobre el sistema solar, como, por ejemplo, si hay vida en Marte o en Europa, o qué se mueve en las afueras, donde apenas llega la luz del Sol. Por eso no sorprende tanto que esta misma semana los astrónomos hayan detectado de una tacada 20 nuevas lunas en la órbita del planeta Saturno. El hallazgo, anunciado en la Unión Astronómica Internacional, convierte «al señor de los anillos» también en el rey de las lunas, puesto que eleva el número de satélites que «posee» hasta los 82, desbancando a Júpiter, que tiene 79. Que sepamos.
El estudio, que ha sido dirigido por Scott S. Sheppard, investigador de la Instituto Carnegie para la ciencia (EEUU), ha localizado varios tipos de satélites. Todos tienen un diámetro de alrededor de cinco kilómetros. 17 de ellos orbitan en sentido retrógrado (horario, al contrario que Saturno y la mayoría de los planetas del sistema solar) y otros tres en sentido progrado.
El sistema de lunas exteriores
Entre estas últimas lunas, dos están más cerca de Saturno y tardan dos años en completar una vuelta a su alrededor. Los demás, incluyendo un satélite progrado y las 17 retrógradas, completan su órbita en tres años. Todas ellas son parte del sistema de lunas exteriores del planeta.
Además de un hermoso sistema de nueve anillos mayores, Saturno está rodeado por un ejército de lunas. Algunas orbitan en los huecos de los anillos, despejándolos de polvo y rocas, y reciben el nombre de satélites pastores. Las más exteriores completan órbitas muy excéntricas e inclinadas, como si fueran cometas de nuestro Sol, mientras que las mayores tienden a orbitar en círculos, relativamente cerca de Saturno, pero más allá de sus anillos.
Las lunas exteriores de Saturno, entre las que están las 17 retrógradas y una de las progradas halladas ahora, se suelen reunir en tres grupos, en función de la inclinación y dirección de su órbita y de la distancia al planeta.
Dos de las progradas halladas ahora están dentro del «grupo inuit». Estas se caracterizan por tener una inclinación de unos 46 grados, en relación con la órbita de Saturno, y por proceder de una antigua luna que fue destruida en el pasado.
Las retrógradas y lejanas lunas de Saturno, por otra parte, tienen inclinaciones similares a otras lunas de estas características y que forman el «grupo nórdico», que también parece proceder de la destrucción de un gran objeto. Entre las 17 descubiertas está la luna retrógrada más lejana del planeta.
Comprender los orígenes
En cuanto a la luna prograda más próxima descubierta, resulta tener una inclinación que le hace formar parte del «grupo gálico», pero se caracteriza por estar más lejos que ninguna otra de estas lunas. Esto indicaría que habría sufrido un destino diferente al del resto de lunas de este grupo.
¿Qué interés tiene estudiar las lunas de este lejano planeta? «Estudiar las órbitas de estas lunas puede revelar sus orígenes, así como proporcionar información sobre las condiciones que rodeaban a Saturno en el momento de su formación», ha dicho Sheppard, en un comunicado.
De hecho, Júpiter, el planeta más gigantesco del sistema solar, también tiene sus numerosas lunas separadas en grupos, de forma similar, y apuntando hacia colisiones y destrucciones pretéritas.
El complejo sistema de lunas y anillos de Saturno es un testimonio vivo de la historia del sistema solar. Al igual que un joven e inmaduro Sol estuvo rodeado por un disco de gas y polvo girando violentamente, se cree que algo similar rodea a gigantes como Saturno durante su formación.
Y en este caso, tal como ha apuntado Scott S. Sheppard, «el hecho de que estas lunas recién descubiertas sigan en la órbita de Saturno después de que sus lunas “progenitoras” se rompieran –ha apuntado–, indica que estas colisiones ocurrieron una vez que el proceso de formación planetaria casi estuviera completado».
El inventario del sistema solar
Los descubrimientos se han logrado gracias al trabajo de dos astrónomos más, David Jewitt, de la Universidad de California en Los Ángeles, y Jan Kleyna, de la Universidad de Hawái, y a observaciones hechas con el telescopio Subaru, en la cumbre del Mauna Kea, en Hawái (EEUU), así como a un algoritmo para comprobar si estos cuerpos se ajustan o no a la órbita del gigante gaseoso. El año pasado, Sheppard y compañía descubrió 12 nuevas lunas en la órbita de Júpiter.
«Al usar algunos de los mayores telescopios del planeta, ahora estamos completando el inventario de pequeñas lunas alrededor de planetas gigantes», ha dicho Sheppard en Gizmodo. «Y estas tienen un papel crucial para ayudarnos a determinar cómo se formaron y evolucionaron los planetas del sistema solar».
En cuanto a las lunas recién descubiertas, los investigadores han comentado que les gustaría que las nuevas lunas se nombrasen en hnor de gigantes de la mitología nórdica, gálica o inuit, para hacer honor a sus «familias».
ABC
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