Saturno no es el único planeta que tiene anillos pero definitivamente tiene los más bellos. Es por esta razón que no te puedes perder este importante evento astronómico en el mes de julio.
A partir del martes, 9 de julio de 2019, este gigante gaseoso estará en oposición, de forma que los tres astros, el Sol, la Tierra y Saturno, quedarán por un corto lapso de tiempo casi exactamente alineados. Esta supondrá una gran oportunidad para observar la belleza de este imponente planeta.
La oposición de Saturno proporcionará buenas vistas del planeta durante los días de julio.
Foto: Getty Images
El planeta será visible a simple vista. Sin embrago, te recomendamos que utilices un telescopio o acudas a un observatorio local. Ya que, no te puedes perder el avistamiento de sus anillos porque el brillo parecerá aumentar gracias a la dispersión de la luz solar por sus innumerables fragmentos de partículas de hielo.
Los anillos no serán visibles a simple vista.
¿En qué parte del cielo se verá?
Durante la oposición, Saturno saldrá por el este al atardecer y se pondrá por el oeste al amanecer. A medianoche, estará localizado al sur. El planeta resplandecerá como una estrella brillante de color crema en la constelación zodiacal Sagitario, en la parte baja del cielo sudeste, durante la noche.
El día 15, mira hacia el sudeste, cuando la luna llena posará con un brillante Saturno. Ya que, los separará casi medio grado. Esto es una separación inferior a la anchura del disco lunar.
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¿Cuál es el origen de los anillos de Saturno?
Existen varias teorías sobre los orígenes de los anillos de Saturno. Una de las más famosas es que podrían haberse formado cuando unas pequeñas lunas heladas que orbitaban alrededor de Saturno chocaron. Esto pudo haber sucedido porque sus órbitas se vieron perturbadas por la gravitación de un asteroide o cometa.
Los anillos son en su mayoría trozos de hielo de agua que varían en tamaño. Existen algunos granos de polvo microscópicos y también fragmentos de varios metros de ancho. De este modo, las partículas de los anillos quedan atrapadas en un acto de equilibrio entre la gravedad de Saturno, que quiere atraerlas al planeta, y su velocidad orbital, que quiere arrojarlas al espacio.
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