En el gigante gaseoso WASP-121b, que orbita su estrella en una rotación sincrónica, las moléculas de agua se crean en el lado oscuro del planeta y se desintegran en átomos en el diurno, donde las temperaturas pueden alcanzar los 3.200 grados.
Un grupo de astrónomos obtuvo las imágenes más detalladas jamás captadas de la cara oscura del exoplaneta WASP-121-b, que orbita una estrella a cerca de 850 años luz de la Tierra, comunicó este lunes el Instituto de Tecnología de Massachusetts.
WASP-121b es un gigante gaseoso cerca de dos veces más grande que Júpiter. Dado que está cerca de su astro anfitrión —de hecho, su año dura tan solo 30 horas terrestres—, se califica como planeta caliente. Al mismo tiempo, su particularidad consiste en que está en un acoplamiento de marea con su estrella, al igual que la Luna en su rotación alrededor de la Tierra. Por este motivo, sus dos lados opuestos no han sido estudiados en la misma medida.
“Los Júpiter calientes son famosos por tener lados diurnos muy brillantes, pero el lado nocturno es una bestia diferente. El lado nocturno de WASP-121b es aproximadamente 10 veces menos brillante que su lado diurno”, indica uno de los autores del estudio, Tansu Daylan.
Según descubrieron los científicos, en el lado diurno de WASP-121b las temperaturas varían entre los 2.200 y 3.200 grados centígrados, mientras en el nocturno son considerablemente más bajas y oscilan entre alrededor de 1.200 y 1.500 grados. Estas severas condiciones influyen significativamente en los procesos atmosféricos en todo el planeta.
Así, el ciclo hidrológico en el exoplaneta difiere considerablemente del de la Tierra y consiste de dos fases. Durante la primera, las moléculas de H2O se desintegran en átomos en el lado diurno. En la segunda, los átomos de hidrógeno y oxígeno acaban en el lado nocturno, donde se unen de nuevo en moléculas de agua. Se mueven por el planeta gracias a vientos sostenidos de hasta 5 kilómetros por segundo, estiman los científicos.
Además del agua, los astrónomos detectaron en el lado nocturno de WASP-121b nubes de otras sustancias, como hierro y corindón. En su movimiento por la atmósfera, pueden producir lluvias de yemas líquidas y vaporizarse en el lado diurno.
Comentando los resultados del estudio, publicado este lunes en la revista Nature Astronomy, su autor principal, Thomas Mikal-Evans, resaltó: “Con esta observación, realmente estamos obteniendo una visión global de la meteorología de un exoplaneta”. Agregó que, a finales del año, se podría observar al gigante con el telescopio espacial James Webb, que está actualmente ajustando su espejo.
“Esa sería la primera vez que podríamos medir una molécula que contiene carbono en la atmósfera de este planeta. La cantidad de carbono y oxígeno en la atmósfera proporciona pistas sobre dónde se forman este tipo de planetas”, explicó Mikal-Evans.
Con información RT
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