Han sido arrestadas alrededor de 109,000 personas; fueron repatriados 75,914 mexicanos, de los cuales menos de 5,000 consiguieron en suelo mexicano un empleo formal; la población inmigrante vive con miedo y resistiendo el embate de las autoridades que han recurrido a la violencia; ha surgido la solidaridad entre las comunidades migrantes, principalmente las latinas; hay una comunidad en resistencia que sabe que esto apenas comienza.
¿Qué ha pasado con los inmigrantes en Estados Unidos en lo que va del gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump?, ¿qué medidas han tomado las autoridades en su intención de sacar de esa nación a quienes no tienen sus documentos migratorios en regla?, ¿cuántos han sido detenidos?, ¿cuántos mexicanos han sido devueltos a México?, ¿cómo viven las personas que saben que el gobierno los quiere deportar?, ¿cómo ha sido la reacción de los ciudadanos estadounidenses ante esa situación, ¿cómo se mira el futuro ante el todavía lejano final del actual periodo de gobierno?
Esas son algunas de las preguntas que se hacen dentro y fuera de esa nación al cumplirse los primeros 200 largos días de la administración del segundo mandato del presidente Donald Trump.
¿Qué medidas ha tomado la autoridad en su intención de sacar de esa nación a los inmigrantes sin documentos en regla?
A partir del 20 de enero de 2025, cuando, por segunda ocasión asumió la presidencia de Estados Unidos el republicano, Donald John Trump, puso en marcha una serie de disposiciones en contra de las comunidades inmigrantes en esa nación. De acuerdo con Human Rights Watch las más importantes son:
1.- Declaración de una “invasión” de “extranjeros”, cerrar la frontera y prohibir el asilo en territorio estadounidense. El presidente aprobó una orden ejecutiva específica para la frontera sur que “suspende la entrada de cualquier extranjero que participe en la invasión a través de la frontera sur”. Esa orden excluye explícitamente el derecho de las personas a solicitar asilo. También suspende la entrada a cualquier persona que suponga un riesgo para la salud pública, sin especificar cuál podría ser. Además, ordena la construcción de un muro en la frontera con México.
2.- Detención obligatoria. Dispone “detener, en la máxima medida permitida por la ley, a los extranjeros aprehendidos bajo sospecha de violar la ley federal o estatal, hasta el momento en que sean expulsados de Estados Unidos”.
3.- Expansión de las competencias de las policías estatales y locales. Dispuso que se amplíe el uso de la policía estatal y local “hasta el máximo permitido por la ley (…) para desempeñar las funciones de agentes de migración.
4.- Uso de las fuerzas armadas para deportar y detener migrantes y “sellar la frontera”.
5.- Expansión nacional de procesos acelerados de expulsión.
6.- Suspensión indefinida de toda reubicación de refugiados.
7.- Fin a la ciudadanía por derecho de nacimiento para los hijos de padres indocumentados. La orden fue impugnada por ser considerada inconstitucional.
Además, de acuerdo con Migration Policy Institute, las detenciones no se limitan a las fronteras, sino que también se extienden al interior del país. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) es el encargado de supervisar la aplicación de la ley federal de inmigración, tarea que delega en dos de sus agencias principales, cada una con funciones específicas. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) se encarga de inspeccionar a las personas que no son ciudadanas estadounidenses e intentan ingresar al territorio, y detener a quienes lo hacen sin autorización. Por su parte, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) tiene la responsabilidad de realizar arrestos, gestionar detenciones y llevar a cabo las deportaciones de personas que no son ciudadanas y que hayan infringido las leyes migratorias.
MPI ha llamado la atención también en que el gobierno estadounidense está utilizando numerosas bases de datos federales, estatales y locales a una escala sin precedentes, y haciéndolas interoperables para ubicar a inmigrantes e ir por ellos.
¿Cuántos migrantes han sido detenidos?
Del 20 de enero al 27 de junio de 2025, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos arrestó alrededor de 109,000 personas.
Durante el mismo período de tiempo, pero de 2024, durante el gobierno del presidente Joe Biden, ICE realizó más de 49,000 arrestos, lo que significa que los arrestos por parte de esa agencia aumentaron 120% este año.
De acuerdo con datos del ICE, tomados de deportationdata.org, sistematizados por Julia Ingram de CBS, la mayor cantidad de arrestos han ocurrido en Texas (23.2%), seguido de Florida (11.1%), California (7.1%.), Georgia (4.15) y Arizona (3.2%). Eso quiere decir que la mayor parte fueron en estados de la frontera.
Las estadísticas señalan que alrededor de 40,000 detenidos por ICE fueron mexicanos, que es el país de origen de la mayor parte de personas arrestadas por esa autoridad, seguidos por los guatemaltecos y hondureños, que han sido alrededor de 15,000 y 12,000 respectivamente; venezolanos, 8,000 y salvadoreños, unos 5,000.
¿Cuántos mexicanos han sido devueltos a México?
Según cifras de la Secretaría de Gobernación, entre en 20 de enero y el 31 de julio pasado, fueron repatriados de Estados Unidos a México 75,914 mexicanos, de los cuales 13,978 llegaron en avión a los aeropuertos Felipe Ángeles, en el Estado de México, el de Villahermosa, Tabasco y el de Tapachula, Chiapas.
De ese número de repatriados, 36,162 acudieron a alguno de los 10 centros de atención instalados en ciudades de la frontera y 25,774 no, pero recibieron su carta de repatriación.
Hasta julio pasado, habían sido afiliados al IMSS 50,820 mexicanos retornados de Estados Unidos, es decir solo 66.94%.
En el mismo periodo, el gobierno les expidió a esos mexicanos 9,004 Claves Únicas de Registro de Población y les otorgó 41,298 tarjetas Paisano con 2,000 pesos para gastos de traslado a sus lugares de origen. Además 15,014 paisanos fueron incorporados a programas de Bienestar.
Solo 4,935 de los casi 76,000 mexicanos repatriados del vecino país del norte, que representan solo 6.5% estaban laborando al 31 de julio pasado en empleos formales.
¿Cómo viven los inmigrantes que saben que el gobierno los quiere deportar?
Durante los últimos 200 días, la población inmigrante en Estados Unidos vive con miedo y resistiendo el embate de las autoridades que han recurrido a la violencia, el asalto en sitios en donde no se habían atrevido a arrestar migrantes sin documentos migratorios en regla o quien parezca serlo.
El vocero de Fuerza Migrante en California, Ben Monterroso describe la situación que enfrentan esas comunidades diciendo que se trata de personas que padecen persecución, cacería y crueldad.
Además, esta vez las redadas han sido politizadas y militarizadas. Eso lo asegura Joel Ochoa, activista que tiene como causa la defensa de los derechos de migrantes en el sur de California, consultado también por este periódico.
Cuenta que hace dos meses, en Pasadena, “vimos por primera vez la forma diferente de hacer redadas; nunca habíamos visto una escalada militar como la que se dio aquí a partir del 7 de junio de este año”.
“Aquel día ―relata―, las autoridades caza migrantes, utilizaron tanquetas, helicópteros; participó el FBI. En realidad, fue un asalto de más de 100 agentes de diferentes dependencias que llegaron para arrestar a 40 trabajadores migrantes. Fue como tratar de matar a un mosquito con una bazuca. “A partir de ese momento proliferaron las redadas con un lujo de fuerza increíble”.
Más grave aún, refiere, muchos elementos incursionan con pasamontañas o con el rostro cubierto, encapuchados, por lo que no se sabe exactamente quienes son. Pueden ser los caza-recompensas, no sabemos si son voluntarios, añade.
Para Ben Monterroso eso se explica porque el objetivo de la autoridad es intimidar y “meterle miedo a la comunidad”
Lo preocupante, según el activista Joel Ochoa, es que como la gente vive con miedo, no sale a la calle ni a trabajar y menos a dejar a sus hijos a la escuela, por el temor a ser deportada.
Es por eso que los parques están vacíos. Por ejemplo, la popular Placita Olvera, que tradicionalmente ha sido sitio de reunión de la comunidad latina los fines de semana, luce ahora vacía.
Según Ochoa, los inmigrantes, particularmente los latinos, viven algo similar a lo que padecieron los judíos durante la Segunda Guerra Mundial: A Aquellos les colocaban una estrella de David en el brazo para identificarlos; los migrantes en Estados Unidos ahora llevan varias estrellas en su color de piel, acento al hablar y en modismos. “Aquí, según la narrativa del gobierno, si eres indocumentado, potencialmente eres como un criminal, un violador, un traficante de drogas. Así nos han calificado”. Por ello asegura que este asunto se ha politizado.
Además, hay otro impacto que se está volviendo elocuente: el económico. Cuenta Joel Ochoa: la gente sencillamente no está trabajando y por lo tanto no puede pagar la renta.
En ese sentido, el vocero del Frente Nacional de Inmigrantes, Carlos Arango, describe la situación que se vive en las comunidades mexicanas en esa nación como “un ambiente bastante agresivo”, pues hay una fobia contra los inmigrantes.
“Se comportan como bandidos. Entran a lugares y agreden a las personas. Hay un clima de intolerancia, incluso en contra de gente que nació en Estados Unidos o que cuentan con residencia legal”.
Llama la atención en que el gobierno estadounidense no está atendiendo a lo que dicen sus propias leyes. “Lo que estamos viendo son juicios sumarios en donde la gente no tiene derecho a un proceso justo”.
En ese sentido, recuerda que han detenido personas en las cortes, las cuales se han convertido en verdaderas trampas. “Por ello nuestra comunidad está en riesgo (…) está en un impasse de pánico”.
¿Cómo ha sido la reacción de los ciudadanos estadounidenses ante esa situación?
En ese contexto, ha surgido la solidaridad entre las comunidades migrantes, principalmente las latinas y, en menor medida, las comunidades no susceptibles de deportación.
Al respecto, Ochoa recuerda que el presidente Trump cuenta con el apoyo de alrededor de 42% de la población a la que se suma un 15% que se comporta vacilante. “Estamos hablando que hay 74 millones de norteamericanos que eligieron a Trump como presidente”, recalca.
¿Cómo se mira el futuro ante el todavía lejano final del gobierno?
En ese escenario, hay una comunidad de inmigrantes en resistencia y saben que esto apenas comienza, pues faltan tres años y medio de gobierno.
“Nos estamos preparando para la pelea a largo plazo, porque aunque Trump se vaya (al concluir su gobierno), aquí ya se creó un movimiento etnonacionalista a escala nacional en torno a lo que llaman Make American Great Again, que es como una añoranza de lo que fue este país hace 100 años, cuando se negaba la existencia de otras etnias”, alerta.
Ante ello, los latinos construyen su propia resistencia. “Somos una comunidad que representa un enemigo de conveniencia para Trump”, dice Ochoa.
Su explicación es que, si bien el mandatario estadounidense ha abierto varios frentes de batalla, por ejemplo, en el ámbito económico, no le han funcionado y el único que sí le funciona es, precisamente, el que ha abierto en contra de los migrantes.
Para el activista, la lucha que deberán dar los migrantes no es solo una cuestión de manifestaciones callejeras. Hay organizaciones civiles que dan la batalla en las cortes.
Señala que si bien los latinos y en general las comunidades migrantes no tienen la fuerza política que debieran, ya cuentan con algunos espacios políticos ganados en el Legislativo y algunas posiciones de gobierno.
Además, llama la atención en que hoy hay una generación de inmigrantes mucho mejor preparada que antes, que, además, cuentan con las experiencias de luchas del pasado.
Asimismo, remarca: representamos una fuerza económica importante, no solo por la fuerza de trabajo en diversos sectores, sino por el poder de consumo.
Al respecto, Carlos Arango subraya que el ataque de Donald Trump a los migrantes se ha convertido en una carta electoral. “Hay una encuesta que dice que 40% de los ciudadanos estadounidenses apoyan las acciones contra los migrantes de Trump” . De eso se vale.
Por su parte, Ben Monterroso recalca que lo que toca hacer es asegurar que la gente conozca sus derechos, a pesar de que el gobierno ha demostrado que está dispuesto a quebrantar la ley.
En su opinión “las cosas se van a poner peor” y sus impactos negativos, no solo a los latinos sino también a otras comunidades, incluidas las anglosajonas. “De entrada se van a dar cuenta que va a faltar mano de obra”.
¿Qué necesitan los mexicanos en Estados Unidos?
Para Joel Ochoa, si bien el consulado mexicano en Los Ángeles, como los de otras ciudades,se ha visto activo en esta crisis, a todo mundo le queda claro que tiene limitaciones como representación de un gobierno extranjero.
Ante la difícil situación que padecen los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos, lo que ocupan hoy es una postura enérgica por parte del gobierno mexicano de condena a lo que está pasando, enfatiza Joel Ochoa.
“El gobierno mexicano debe proteger a sus connacionales; su posición debe ser más enérgica; hay canales diplomáticos por los cuales el gobierno nos podría auxiliar”.
Por un lado, queremos ver una política clara en términos de qué es lo que se va a hacer con los deportados, más allá de solo darles la bienvenida; que el migrante mexicano sienta realmente el apoyo del gobierno de México. “Se le ha llamado héroe, pero no se le ha tratado como tal”.
En ese tenor, Carlos Arango recuerda la promesa incumplida del expresidente, Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que los consulados se iban a convertir en centros de defensa de los connacionales.
Obviamente eso no ocurrió porque en lugar de darles más presupuesto se les recortó. Además, para el activista, tanto el embajador, Esteban Moctezuma, como el secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, han mostrado poca sensibilidad con los migrantes en riesgo de ser deportados.
“Realmente lo que se ha visto es ineficacia del gobierno mexicano para atender a sus ciudadanos y, por otro lado, que el gobierno de Estados Unidos no tiene ningún respeto por el derecho internacional”.
Remarca que los consulados necesitan tener más recursos para estar en condiciones de ayudar a los connacionales que lo requieren, que se les proporcionen abogados, pero no de los que se les consulta una sola vez y luego dejan a la gente a su suerte, sino que los acompañen en sus procesos en las cortes.
Para Ben Monterroso, al final todo lo que está ocurriendo en ese país tiene una intencionalidad política, por lo que toca hacer es preparar un plan de acción de cara a las elecciones intermedias de 2026. Pelear en las urnas.
Eso incluye conseguir el apoyo de las comunidades no latinas que no están de acuerdo con el proceder del presidente Trump o que se sienten defraudadas por el proceder del mandatario.
Además, seguir informando y motivando a la comunidad “alzando nuestras voces y participando en manifestaciones pacíficas”.
¿Puede resultar algo positivo de toda esa situación que hoy enfrentan los inmigrantes en Estados Unidos?
Para el activista, de este escenario donde en estos momentos se ven solo cosas negativas, es posible que resulten cosas buenas. Por ejemplo, que se tome conciencia en ese país que es necesaria una reforma migratoria o por lo menos un ajuste en la materia; que los países de origen de los inmigrantes en Estados Unidos se den cuenta que no solo deben estar esperando las remesas cuando sus compatriotas están bajo ataque y que se pueda unificar a ese país, reconociendo el valor de los inmigrantes para la construcción de esa nación y que deben ser respetados.
Con información de El Economista.
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