Administrador del tiempo

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Quedas con alguien de enviar una respuesta que alguien te pidió o incluso que tú te ofreciste a mandarle por mensaje. Pasan días y no hay señales, ¡ni siquiera lo recordabas! Y cuando lo recuerdas, o esa persona te lo recuerda, adjuntas un «discúlpame, pero no he tenido tiempo, he estado bien ocupado».

Pon el ejemplo que quieras, lo que pretendo remarcar es el «no tengo tiempo». A continuación haré un gran spoiler: Difícilmente alguien realmente tiene tiempo.

Mayordomo del tiempo
El tiempo es como el dinero: bien o mal, se administra por su dueño. Hablar del tiempo es hablar del momento en que se realizará o dejará de hacer cada actividad.
Recuerdo a una paciente que era muy eficiente en su cotidianeidad al crear un cronograma con las actividades que pretendía realizar cada día. Al realizarlas, las palomeaba. ¿Te parece ridículo? Ríe si quieres, pero algo era seguro: cumplía sus objetivos diarios sin procrastinar, eficientemente.

Al administrar el tiempo podemos pensar similar a como lo haríamos con cualquier otro recurso, es decir, considerando diversos escenarios, incluso los malos escenarios. Al administrar, uno se vuelve responsable del uso que le dé, y de eso no nos podemos zafar.

¡El trabajo/la escuela no me dejan!
Hay ocasiones en que el trabajo, o cualquier otra actividad, es muy demandante y podría ocuparnos la mayor parte del día activo, y es entendible, pero como dije: OCASIONALMENTE. Mantener el ritmo de esa demanda por periodos prolongados, además de atentar contra la salud, es un indicador de una administración deficiente, no solo del tiempo, sino de otros recursos que van tomados de la mano.

Así se ve la realidad de varios que mal administran sus recursos:

  1. No tengo tiempo porque tengo mucho trabajo.
  2. Tengo mucho trabajo porque se me juntó.
  3. Se me juntó porque no he arreglado la máquina que hace el trabajo más rápido.
  4. No la he arreglado porque no tengo dinero.
  5. No tengo dinero porque uso el dinero del negocio para uso personal.

Quizá la falta de tiempo no es por el trabajo, podría ser una mala administración del dinero, de los empleados, de la gasolina, de la tarjeta de crédito, de la empatía, etc.).

Me cuesta trabajo, no sé cómo
No podremos controlar el tiempo, pero podemos hacer algo al respecto para administrar mejor las actividades y sus tiempos.

  • Pon límites. Hay ocasiones en que llegar a un lugar y hora específica es imperante, pero una persona aparece y nos entretiene, sobre todo esas que no paran de hablar. En estas situaciones se necesita ser determinado: corta la plática aludiendo al pendiente que debes cumplir, incluso si te está contando sus penas. ¡Debes ser contundente! Ya te harás el tiempo para platicar de esos temas.
  • Marcar tiempos en la agenda. La memoria humana es una maravilla, pero confiar en ella es riesgoso. Usar una agenda y ceñirse a ella minimiza los olvidos de lo que tenemos que hacer. Lo que es imperativo es estar checando la agenda para tener presente lo que te aguarda.
  • Usa temporizador o alarmas. La percepción del tiempo es variable, por ello, a veces perdemos su noción; así se quema la sopa, nos quedamos platicando hasta tarde con alguien, trabajamos de más… Una forma eficaz contra este inconveniente es programar el temporizador o la alarma que marque el tiempo en que debes terminar una actividad y pasar a otra.
  • Apégate a lo que acordaste. Si la alarma ya sonó o se llegó el día en que debes hacer X actividad, ¡hazlo así! No le dediques de más porque, lejos de ser productivo, según tú, vas a alterar el tiempo que tenías para hacer las otras actividades.
  • Descansar también es parte de. Muchos sienten culpa por sentarse a descansar, ver la tv porque sienten que están perdiendo el tiempo. No, compadre, no. Descansar también es una actividad que debes de considerar como cualquier otra en tu día a día.
  • Considerar un margen de error. ¡Sé abundante, no planees al ras! Recuerda que hay factores ajenos a ti que podrán retrasarte, incluso aunque tú seas el más puntual.
  • No te confíes. La confianza es el peor enemigo para creer que estás a tiempo, sobre todo cuando crees tener tiempo de sobra. Confiarte puede hacer que te distraigas o que bajes el ritmo, y que termines rayando en el tiempo otra vez.

Primero, lo importante
Seamos francos: difícilmente a alguien le sobra tiempo, siempre uno está haciendo algo: dormir o trabajar, jugar videojuegos o estudiar, intrascendente o no el tiempo está ocupado con alguna actividad.

Para administrar hay que priorizar. Lo que es importante debe apartarse un momento para atenderlo. Entonces me voy a apartar un tiempo para esa persona o actividad. Decir que no se tiene tiempo es un insulto, porque difícilmente alguien tiene tiempo de sobra; insisto: uno se hace el tiempo y modificará las actividades de acuerdo a su importancia.

Mientras tú te tomas el tiempo de asimilar lo leído, yo haré lo mismo preparándome un cafecito.
Ci vediamo!

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