Los habitantes de la región de París están viviendo hoy una jornada muy complicada debido a la huelga de los empleados del transporte público en protesta por el proyecto gubernamental de reforma de las pensiones. Muchas líneas de metro están cerradas y otras funcionan sólo parcialmente. También está muy menguado el servicio de ferrocarril suburbano (RER) y de autobús. Ha habido hasta casi 300 kilómetros de atascos en las vías de acceso a la capital debido a que muchas personas se han visto obligadas a usar sus vehículos particulares para ir al trabajo o para otros desplazamientos. Los taxis se han visto desbordados.
Hacía 12 años que no se vivía una huelga de esta envergadura. Los trabajadores de la empresa RATP quieren mantener su régimen especial de jubilación. El proyecto del Gobierno quiere acabar con la multitud de regímenes actuales y unificar los criterios, un sistema por puntos que prime los años cotizados y el dinero aportado. Los cambios implicarán, de facto, una elevación de la edad real de jubilación y, en muchos en casos, menos ingresos. El sábado de la próxima semana está prevista una gran manifestación en París para presionar al Ejecutivo.
La reforma de las pensiones es una de las prioridades del presidente Emmanuel Macron y piedra de toque de su ambiciosa agenda de transformación y modernización para Francia. El jefe de Estado corre el peligro, sin embargo, de que este asunto desencadene un movimiento de contestación que reactive la revuelta de los ‘chalecos amarillos’.
El nuevo sistema de jubilación no es el único asunto caliente con el que debe lidiar el Gobierno francés este otoño. El descontento se extiende a otros ámbitos como la policía, entre cuyos miembros está habiendo una ola de suicidios por las estresantes condiciones de trabajo y por la presión constante para mantener el orden público mientras se hace frente a la amenaza terrorista latente. Otro sector en ebullición es el sanitario, que registra un problema estructural de infradotación de personal en los servicios de urgencias.
La efervescencia social se solapará con la campaña de las elecciones municipales del próximo marzo, en las que Macron confía en consolidar su poder con la conquista para su partido, La República en Marcha (LREM), de alguna alcaldía emblemática, sobre todo la de París, que hoy ocupa la socialista de origen español Anne Hidalgo. Estos comicios municipales deberían allanar el camino para la reelección de Macron, en el 2022, o bien dar la señal de que su experimento político podría verse interrumpido. Juega a favor de Macron, pese las dificultades, la crisis de los partidos de oposición, en especial la derecha tradicional y los socialistas.
VAN
Twitter:@ElPortalMx
Facebook: El Portal San Luis Potosí