La violencia está lejos de frenarse en México. Pese a que el gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador ordenó el despliegue de las fuerzas armadas en el país, los cárteles se han multiplicado, sofisticado y expandido en gran parte del país.
Y es que actualmente, los criminalesestán penetrando cada vez más el territorio mexicano, infiltrados en comunidades, fuerzas policiales y alcaldías, no sólo transportando drogas, sino secuestrando mexicanos, traficando migrantes y extorsionando negocios que van desde pequeños productores de cultivos y tienditas de la esquina, hasta empresas mineras.
De acuerdo con un reportaje de The Washington Post, los intentos y estrategias de las fuerzas mexicanas por capturar a los líderes de varios grupos poderosos, lejos de desmantelarlos, causaron que se dividieran y formaran nuevas organizaciones.
Los grupos más pequeños se quedan sin la infraestructura para dedicarse a la exportación de drogas, por ende, se centran en los mexicanos: secuestran, extorsionan, roban combustible, venden cigarros de contrabando y metanfetamina a adolescentes, según la publicación de la periodista Mary Beth Sheridan.Robo de combustible (Foto: Cuartoscuro)
“No sólo quieren el control territorial para mover drogas, sino para extraer recursos de la población”, dijo Ricardo Márquez, un ex alto funcionario de seguridad mexicano para el medio.
Cabe resaltar que ante la falta de oportunidades, algunos jóvenes se unen a grupos criminales asumiendo el cargo de vigías, proporcionando información sobre a quién secuestrar.
Por ejemplo, luego de que hace unos años el gobierno arrestara a la mayoría de los líderes de Los Zetas, los jóvenes locales se cambiaron a otros grupos criminales o formaron los suyos propios.
“Los jóvenes lamentablemente han venido constituyendo el ejército de reserva del crimen organizado”, le dijo al Post Alfonso Durazo, exsecretario de Seguridad y Protección Ciudadana de México.Homicidios dolosos (Foto: Cuartoscuro)
Por su parte, Roberta Jacobson, embajadora de Estados Unidos en México de 2016 a 2018, dijo que los cárteles del país eran mucho más sofisticados de lo que las autoridades habían creído en un principio, “más parecidos a corporaciones multinacionales que a bandas criminales”, por lo que eliminar a los “directores ejecutivos” no era suficiente para acabar con ellos.
Además, Eric Olson, miembro del Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson en Washington, declaró que hubo un segundo error de cálculo: la convicción de que terminar con los cárteles los fragmentaría en pandillas que iban a poder ser manejadas por la policía local. “El problema es que en México no hay capacidad a nivel estatal ni municipal para atacar el crimen”, aseguró.
Las autoridades “no logran entender a estas organizaciones, que son en gran medida miniejércitos”, dijo Steven Dudley, codirector del grupo de investigación InSight Crime.
Si bien México ha aumentado su presupuesto en esas áreas, el país gasta sólo alrededor de 1% de su Producto Interno Bruto, mucho menos que la mayoría de los países.(Foto: EFE)
En tanto, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha destacado los programas sociales para abordar la pobreza como raíz del crimen. “Abrazos, no balazos”, dice, al tiempo que ha dependido en gran medida de las fuerzas armadas para responder a la violencia, junto a 100,000 elementos de una nueva Guardia Nacional con entrenamiento militar.
No obstante, los homicidios ya alcanzan niveles históricos y siguen en aumento pese al brote de COVID-19 en el país, así como los casos de extorsión. Inclusive, según el medio estadounidense, agentes de ese país aseguran que el negocio de narcóticos de México está floreciendo.
“Nunca habíamos visto esta cantidad de metanfetamina producida en México”, dijo un alto funcionario de la DEA.
Mientras tanto, robos, ventas de drogas en las esquinas, homicidios, y madres que exigen justicia y la búsqueda de sus hijos continúan en ascenso.
Con información Infoabe