Adolescente participante en el homicidio del alcalde de Uruapan, apareció sin vida junto a otro hombre; autoridades investigan su rol y conexiones en el ataque.
Un hallazgo que sacude a Uruapan
La comunidad de Uruapan volvió a estremecerse tras conocerse la muerte de Josué, un adolescente de 16 años que presuntamente participó en el asesinato del alcalde Carlos Manzo Rodríguez. Su hallazgo sin vida junto a otro hombre en la comunidad de Capácuaro abrió una nueva línea narrativa en una historia ya marcada por la violencia y el desconcierto social.
El fiscal estatal, Carlos Torres Piña, confirmó que los restos del adolescente fueron encontrados dentro de bolsas negras, cerca del acceso al Colegio de Bachilleres. Una escena fría, oscura y silenciosa, en un entorno donde aún resonaban los ecos del crimen ocurrido durante la noche del 1 de noviembre.
Una investigación rodeada de incógnitas
Las autoridades esperan los resultados periciales para confirmar la participación de Josué en el homicidio del alcalde. La noche del asesinato sigue siendo un rompecabezas que la fiscalía intenta reconstruir pieza por pieza, especialmente porque el ataque ocurrió a plena vista de cientos de habitantes que celebraban el Día de Muertos en la plaza principal.
La multitud fue testigo de una tragedia que transformó la festividad en un instante de caos y horror. Desde entonces, la reconstrucción de los hechos se convirtió en una prioridad estatal.
Josué: un adolescente sin reporte de desaparición
El fiscal informó que el adolescente no tenía reporte de desaparecido, un detalle que sorprendió tanto a autoridades como a la comunidad. Su familia no lo había reportado antes de su muerte; fue hasta un día después del hallazgo cuando sus deudos acudieron a reconocerlo.
Este hecho abrió preguntas sobre su rutina, sus conexiones y los días previos al atentado. ¿Había señales de alerta? ¿Había desaparecido voluntariamente? ¿Fue víctima de una venganza? Todo esto forma parte de las líneas de investigación.
Capácuaro: el escenario del hallazgo
El lugar donde fueron encontrados los cuerpos ha sido escenario de otros episodios violentos en la región. La ubicación, cercana a un plantel educativo, intensificó la preocupación de los habitantes de Capácuaro, quienes describen el ambiente como tenso y vigilado, especialmente tras este doble hallazgo.
La presencia de bolsas negras con los restos del adolescente, la forma en que estaban dispuestas y la falta de testigos alimentaron la teoría de un ajuste de cuentas.
Conexiones previas al ataque del alcalde
La fiscalía reveló que existe la presunción de que el adolescente mantuvo contacto con el principal homicida horas antes del atentado contra Manzo Rodríguez. Ese vínculo podría ser fundamental para entender la planeación y ejecución del crimen.
Las investigaciones apuntan a que el asesinato no fue un acto improvisado, sino una acción coordinada que involucró a más personas. Determinar cómo y por qué un menor se involucró en un hecho de tal magnitud será una pieza clave en el proceso judicial.
Uruapan entre la indignación y el temor
La población vive con una mezcla de indignación y miedo. El asesinato del alcalde fue un golpe directo a la estructura política local, pero la aparición sin vida de uno de los presuntos participantes agrega una capa aún más compleja al conflicto.
Los habitantes se preguntan si el crimen fue un acto aislado o parte de una red criminal más amplia. La muerte del menor podría ser una advertencia, una forma de silenciar testigos o incluso un intento de desviar la investigación.
La fiscalía sigue reconstruyendo el caso
Torres Piña confirmó que las autoridades siguen recabando evidencia, analizando comunicaciones y revisando el contexto social del adolescente. La prioridad es determinar si fue victimario, víctima o ambas cosas en una historia marcada por la violencia estructural.
La próxima fase de investigación dependerá de los dictámenes forenses y de nuevas declaraciones, especialmente aquellas relacionadas con Víctor Manuel Ubaldo Vidales, de 17 años, otro menor presuntamente implicado en el ataque.
Una comunidad que exige respuestas
El caso se ha convertido en un espejo de la situación que enfrentan diversas regiones del país: jóvenes reclutados, comunidades vulnerables y autoridades bajo presión para esclarecer hechos que mezclan crimen organizado, política y justicia juvenil.
Mientras tanto, Uruapan sigue en pausa, esperando claridad, justicia y la reconstrucción de la confianza social que se ha visto profundamente dañada.
Con Información de La Verdad Noticias.
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