Llegó el momento del cara a cara entre Trump y Putin

El presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, se reúnen este viernes en Alaska en una cumbre que podría ser decisiva para el futuro de Ucrania y tiene en vilo al mundo.

El presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, se reúnen este viernes en Alaska en una cumbre que podría ser decisiva para el futuro de Ucrania y tiene en vilo al mundo. Putin pisará suelo occidental por primera vez desde que ordenó la invasión de Ucrania en febrero de 2022, una guerra que ha causado la muerte de decenas de miles de personas y en la que Rusia gana terreno. Actualmente controla aproximadamente una quinta parte del territorio.

Trump hizo la invitación por sugerencia del propio líder ruso, pero el presidente estadounidense se ha mostrado a la defensiva y ha advertido que la reunión podría terminar en cuestión de minutos si Putin no cede. Los dirigentes europeos estarán pendientes de cada palabra y gesto.

Para el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, será otro día de alto voltaje. Hasta ahora ha rechazado públicamente la presión de Trump para que ceda el territorio ocupado por Rusia. Trump alardea de talante negociador pero ha rebajado las expectativas diciendo que es una “reunión de tanteo” para ver si Putin habla en serio.

A su llegada a Alaska, el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, rechazó hacer pronósticos sobre el encuentro.

“Nunca hacemos suposiciones anticipadas”, declaró el canciller, luciendo lo que parecía ser una camiseta con la palabra “URSS” en ruso escrita en ella. “Sabemos que tenemos nuestros argumentos y nuestra postura es clara y sin ambigüedad. La presentaremos”, añadió.

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Trump ha prometido consultar rápidamente con los líderes europeos y con Zelenski.

Según él, para alcanzar un acuerdo final hace falta una reunión tripartita con Zelenski y repartirse el territorio.

Golpe de timón

Trump ha expresado su admiración por Putin en el pasado. Una reunión con él en 2018 durante su primer mandato (2017-2021) le valió una lluvia de reproches por, según sus críticos, haberse mostrado intimidado.

Antes de regresar a la Casa Blanca en enero, Trump presumió de buena relación con Putin, culpó a su predecesor demócrata Joe Biden de la guerra en Ucrania y prometió lograr la paz en 24 horas.

Pero a pesar de las llamadas telefónicas a Putin y de una bronca pública con Zelenski en febrero en la Casa Blanca, el jefe del Kremlin se obstina.

Trump ha reconocido sentirse frustrado con Putin y ha advertido de “consecuencias muy graves” si no acepta un alto el fuego.

Las conversaciones están programadas para las 11:30 hora local (13:30 hora de la CDMX) del viernes en la Base Aérea Elmendorf.

La elección de Alaska no es casual.

Para llegar a Alaska, Putin, objeto de una orden de arresto de la Corte Penal Internacional, de la que Estados Unidos no es miembro, solo tiene que cruzar el estrecho de Bering.

Además, Alaska es un territorio con pasado ruso ya que fue cedido por Rusia a Estados Unidos en el siglo XIX.

Moscú ha citado este acuerdo para demostrar la legitimidad de los intercambios de territorios.

Altos cargos rusos también están sometidos a sanciones, pero el Departamento del Tesoro estadounidense las flexibilizó temporalmente para permitirles viajar y usar tarjetas bancarias en Alaska.

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El Kremlin afirmó que espera que Putin y Trump se reúnan a solas con intérpretes antes de un almuerzo de trabajo con sus asesores.

No está previsto que los presidentes salgan de la base.

En Anchorage, la ciudad más grande de Alaska, los manifestantes han colocado carteles de solidaridad con Ucrania.

¿Victoria para Putin?

La cumbre contrasta con el enfoque de los líderes europeos y de Biden, quienes prometieron no dialogar con Rusia sobre el futuro de Ucrania a menos que Kiev esté presente.

Zelenski declaró el martes que la cumbre de Alaska es una “victoria personal” para Putin.

Con el viaje, Putin “sale de su aislamiento” y, de alguna manera, aplazó las sanciones que Trump había prometido imponer a Rusia.

Pero el jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, ha pedido garantías de seguridad para Ucrania, una idea que Trump minimizó hace meses.

Daniel Fried, exdiplomático estadounidense que ahora trabaja en el Atlantic Council, un grupo de reflexión, estima que Trump tiene forma de presionar a Putin con nuevas sanciones y el envío de armas a Ucrania.

Pero Putin podría intentar distraerlo con una nueva propuesta. Según Fried, “es un maestro en el nuevo objeto llamativo que resulta ser insignificante”.

Con información de El Economista

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