Checo Pérez está de regreso en F1. Conoce los detalles de su negociación para firmar con Cadillac.
Cuando cayó la bandera a cuadros en el Gran Premio de Abu Dhabi 2024 parecía que había sido el fin de la carrera Sergio “Checo” Pérez en la Fórmula 1, pero el mexicano no se sentía bien de acabar su larga trayectoria así, quería que fuera en sus propios términos.
En un principio, Checo Pérez no quería saber nada de la F1 y se propuso disfrutar de la vida que no pudo apreciar por su apretada agenda de trabajo.
Hay que recordar que Pérez se fue a Europa a los 14 años de edad y que estuvo 21 años lejos de su familia, primero para perseguir el sueño de la F1, luego para mantenerse en él y finalmente para cumplir metas inimaginables como ganar Grandes Premios y pelear por campeonatos del mundo.
Así, Checo se dedicó a gozar de hogar y de viajar con Carola, su esposa y sus cuatro hijos: Chequito, Carlota, Emilio y Olivia.
Playa, lo mismo Vallarta que Punta Mita o Bahamas; montaña como Vail o incluso un safari por África fueron algunos de los destinos de Checo Pérez, quien también se convirtió en un viajero constante para apoyar al equipo de sus amores, el América, como cuando jugó en Las Vegas contra el Inter Miami y tuvo oportunidad de saludar a Lionel Messi.
Una vez iniciada la temporada de F1, su sustituto en Red Bull, Liam Lawson, comenzó a “hacer agua” muy pronto y el “barco se le hundió” inmediatamente.
El neozelandés duró sólo dos Grandes Premios, no pudo con el RB21, mientras que Max Verstappen hacía, como siempre, milagros para ser competitivo. Como sabemos, Lawson fue enviado de una patada al purgatorio de los equipos del grupo de las bebidas energéticas, llámese Racing Bulls y fue promovido el japonés Yuki Tsunoda.
Tsunoda ha hecho las cosas un poco mejor, o mejor dicho menos peor, que Lawson, pero los siete puntos en 12 GP’s son un desastre. De nuevo, el piloto se queja que no puede llevar la límite un auto impredecible.
Los fracasos de Lawson y Tsunoda se convirtieron en éxitos de Checo Pérez. Entre más mal les iba más se reivindicaba el nombre del tapatío, incluso ante la prensa europea que lo había lapidado y lo había hecho culpable único de los malos resultados de 2024.
En buena parte, la mala imagen que circulaba de Pérez fue promovida por Christian Horner, quien, en la búsqueda de eximir al equipo que dirige de culpa, dirigió todo el escarnio en dirección de Checo.
Pues a Horner no le duró mucho el gusto y fue despedido después del Gran Premio de Silverstone.
Antes, Checo Pérez comenzó a dar algunas entrevistas, particularmente la que concedió, estratégicamente al medio oficial de la F1 y al reportero Lawrence Barreto, donde dejó claro que tenía intención de volver a la Fórmula 1 en 2026, pero antes quería pasar, seis meses de sabático.
Ahí, Checo también desveló que tenía varias opciones con equipos y que su equipo de representación ya trabajaba en ello.
Lo que no dijo en ese momento Pérez fue que su hasta entonces agente Julian Jakobi, ya no lo representaba. No lo decía porque no había finiquitado algunos temas legales con él, pero en realidad el propio Checo había tomado las riendas de su carrera.
Con Khalil Beschir, ex piloto libanés y amigo de juventud, más el comando estratégico de Carlos Slim, Checo Pérez comenzó a barajar opciones y a ojear el mercado.
Era importante no tomar una decisión arrebatada, si bien el mercado de pilotos parecía muy cerrado, algún movimiento espectacular podía desencadenar que se abrieran asientos y se rompieran contratos.
La pieza clave podía ser Max Verstappen, quien se decía estaba dispuesto a detonar una cláusula en su contrato con Red Bull y marcharse a Mercedes. Dicha cláusula se activaba si luego del GP de Hungría, el neerlandés estaba en el cuarto lugar o peor del campeonato de pilotos.
Otra gran opción era, por supuesto, el ingreso de Cadillac como undécimo equipo de la parrilla de F1 en 2026. General Motors necesitaba un piloto rápido, experimentado, carismático y con influencia en el mercado norteamericano. El nombre Checo Pérez se hacía presente de manera automática. incluso desde diciembre que ya se sabía que no seguiría en Red Bull.
Había otras oportunidades: Flavio Briatore guiñaba el ojo desde Alpine; Jonathan Wheatley alababa a Pérez desde Sauber y tras bambalinas otros equipos le aseguraban a Checo, que si aguantaba hasta 2027, podían y querían hacerle un espacio. Uno de ellos se dice que fue Haas.
Hubo cierta tormenta en el ambiente cuando Jakobi se enteró que no seguía con Pérez, además del ruido que salía de la tóxica cima de Red Bull. Personajes que no querían que Checo fuera considerado, patadas bajo la mesa y puñaladas por la espalda.
Afortunadamente, para el mexicano, su reputación tenía voceros positivos como el mismo Wheatley y el respeto que se ha ganado Slim Domit en la F1 y la FIA, mitigaban el intento de tormenta de los detractores.
Como no estalló la bomba del mercado que se esperaba, obviamente las posibilidades reales para 2026 se redujeron a dos: Cadillac y Alpine.
El asesor ejecutivo del nuevo equipo de la F1, el legendario Mario Andretti le confesó al podcast ESPN Racing que Checo Pérez era una opción y aunque el team principal, Graeme Lowdon, no quería comprometer nombres, los acercamientos eran más que fuertes.
Andretti sugirió desde un principio que la combinación ideal de pilotos para Cadillac debía ser un piloto de experiencia y un joven estadounidense, incluso nombraba a Colton Herta.
El problema es que Herta no tenía los puntos suficientes para la Superliciencia de FIA, requisito ineludible para poder pilotar en la F1, y para conseguir dichas unidades tenía que ser, al menos subcampeón de IndyCar. Al final, Herta tuvo una temporada irregular y no tuvo los puntos, pero desde que su nombre se puso sobre la mesa comenzó a cometer errores graves e incluso se autodescartó.
La opción lógica de Cadillac, y lo dijo Lowdon, era conseguir lo mejor que hubiera disponible en el mercado. Se especulaba que porque el team principal también es el representante del piloto chino Guanyu Zhou, el asiático tendría preferencia, pero ni Zhou es mejor que Pérez o que Valtteri Bottas ni era conveniente que el debut histórico del gigante de la industria automotriz, General Motors, tuviera un rostro chino.
Otros, como Mick Schumacher trataron de hacerse presentes en Cadillac, como lo hizo el hijo del gran Michael en el primer evento oficial de la nueva escudería en Miami, en mayo pasado.
Ahí, muchos especularon que habría anuncio de pilotos, pero eso no era ni remotamente posible. Mucho menos lo que circuló que Sergio Pérez sería uno de ellos, no, al menos en ese momento.
Volvamos al momento en que el mercado se estabilizó, donde los equipos de media tabla tiraron las anclas y se aferraron a sus pilotos con contrato. Porque la realidad es que Checo Pérez no tenía oportunidad de contratarse con ninguno de los equipos “grandes”: Sólo en un ‘multiverso’ (dijo Pérez en el podcast “Desde el Paddock”) volvería a Red Bull, por ende, tampoco a Racing Bulls.
En la mencionada entrevista con el podcast mexicano, Checo Pérez dijo que sabía “de buena fuente” que Red Bull lo extrañaba.
Mercedes no era opción, como menos lo era Ferrari o McLaren. Aston Martin no abriría nada hasta 2027, Williams estaba comprometido con sus pilotos, lo mismo que Haas. Sauber era una incógnita, que, aunque tiene firmados a Nico Hulkenberg y Gabriel Bortoleto, si el brasileño veía una oportunidad de saltar a un proyecto más prometedor lo haría.
Sauber creció gracias al liderazgo de Wheatley y Bortoleto no se irá.
Todo se reducía al equipo más inestable de la parrilla que es Alpine, que despachó a Jack Doohan y ahora tenía a Franco Colapinto en una situación muy desventajosa para mostrar su capacidad.
De cualquier manera, Alpine no deba de intentar seducir a Bottas o a Pérez. Valtteri llegó rápido a un acuerdo con Cadillac y entonces Briatore cargó a tratar de convencer al mexicano. Alpine sólo puede asegurar dos cosas en 2026: motores Mercedes y mucha incertidumbre. Además, su decisión sobre Colapinto, porque Pierre Gasly estaba fijo, dilataría mucho en darse y los tiempos ya exigían una decisión, no se podía esperar tanto.
Checo y su equipo se abocaron a negociar con Cadillac: sueldo, imagen, participación en mercancías (algo que en un piloto tan popular como Pérez es primordial).
Cadillac significaba encabezar un proyecto con miras a construir un equipo grande, lleno de recursos inyectados por GM y por el grupo TWG, propietarios entre otras cosas de los Dodgers de MLB y los Lakers de la NBA.
Edificar desde cero, ser el embajador de una poderosa firma que aspira a desafiar a las rancias escuderías de la F1, capitalizar el trabajo en una visión a futuro.
Un contrato multianual, que asegure dos temporadas y tal vez algo más como piloto, pero una relación que se mantenga.
La firma llegó entre el 22 y el 23 de agosto y se fijó el martes 26 del mismo mes en Nueva York como fecha y lugar del anuncio oficial de ambos pilotos.
Muchos dicen que eso estaba firmado y desde sus bolas de cristal aseguraban haber visto el color de la tinta y el olor del papel, pero lo cierto es que se signó muy recientemente.
Así, Checo Pérez seguirá con su historia en la F1 y su meta es desarrollar el lugar donde, bajo sus propios términos termine su brillante carrera en la Máxima Categoría.
Con información de ESPN.
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