Sigue la búsqueda. A un mes del estallido, familiares aseguran que “todos son hermanos del mismo dolor”.
En Tlahuelilpan recurrieron a la fe para recordar a sus muertos. A un mes de la explosión de una toma clandestina de un ducto de Pemex, los familiares de las víctimas rezaron el rosario en el lugar de la tragedia.
“Pediremos a nuestro padre Dios que nos conceda la fortaleza de seguir adelante, aun con la ausencia de ellos, porque esto no se termina hasta el día que tengamos algo de ellos y podamos decir: ‘aquí están’.
“Nos tomamos de la mano, porque todos somos hermanos del mismo dolor”, exclamó una mujer antes de comenzar las oraciones.
Para recordar a algunas de las 68 personas que quedaron calcinadas cerca de la zanja y al pie de un árbol, colocaron cruces, flores y fotografías.
“Para mí es una tristeza muy grande, no he superado a mis hijos todavía”, exclamó Martha Vaca, cuyos hijos Jaime y Luis Briones murieron en la tragedia del 18 de enero.
Pero en este punto solo está la cruz y la fotografía de Jaime, quien falleció a los 34 años, y es que su hermano Luis, 10 años mayor, murió en un hospital en Pachuca.
“A él sí lo vi, todo su cuerpo, quemado, pero del menor desgraciadamente no, puro huesito, pero lo reconocí por las pertenencias que llevaba”, lamentó Martha, quien un día después de la tragedia cumplió 60 años.
“Mis hijos me tenían preparada una fiesta sorpresa y sorpresa fue la que me llevé yo”, recordó. Mientras unos seguían con los rezos, otros taparon la zanja sobre la que hace un mes corrieron miles de litros de combustible.
Para agilizar los trabajos pidieron a la presidencia municipal maquinaria, pero en el ayuntamiento les respondieron que estaba descompuesta.
En tanto, algunos familiares más aprovecharon para rascar la tierra con la esperanza aún de encontrar algo de su familiar.
“Aún no encuentro a mi hijo, por eso sigo aquí hasta el final, hasta que yo vea algo de él y aquí todavía hay restos humanos”, enfatizó María Acosta, mientras mostraba en la palma de su mano lo que aseguraba se trataba de huesos.
De acuerdo con los familiares, la zanja será el camino principal para una capilla que será construida en su memoria.
Por la noche, un centenar de familiares y amigos recordaron a sus difuntos con una misa en la parroquia San Francisco de Asís de Tlahuelilpan.
“Después de un mes creo que han sido unos días intensos y para muchos su peregrinar, su búsqueda, su tristeza, no llega ni al comienzo.
“Pareciera que nuestro pueblo vuelve a la normalidad, sin embargo, la realidad es que en el corazón de todos, aunque no hemos tenido un familiar en estas pérdidas, queda el dolor”, pidió el cura.
MILENIO
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