Por: Daniel Rangel
Parte II
Continuando con la parte I que escribí en el anterior escrito…
1. ¿EL LENGUAJE VA EVOLUCIONANDO?
Me parece muy fascinante cómo se han construido los idiomas, cómo sus reglas dan la pauta para entenderlo, todo parece cuadrar y es difícil hallarle vacíos o contradicciones. Si nos preguntamos cómo es posible saber dónde va la sílaba tónica de una palabra, basta con saber cómo se escribe y listo; o cuál es el origen de una palabra, y lo hallamos en su etimología.
Aun las palabras actuales tienen un origen y una adecuación interesante, por ejemplo, «sanitizar», tomada del inglés «sanitize», aunque no es correcta en el uso formal del lenguaje, parece correcta y muy propia del español.
En tanto se ha ido adaptando y usando por multitudes, podemos decir que el lenguaje ha ido evolucionando; después de todo, es más práctico decir: «gugléalo», que: «búscalo en Internet».
2. ¿POR QUÉ ESTAS ADAPTACIONES NO SE RECHAZAN COMO LAS QUE PROPONE EL LENGUAJE INCLUSIVO?
La respuesta reside en diferentes puntos, como las creencias y costumbres, pero también en este otro punto: porque no se ata a las reglas y códigos establecidos del español; y la incoherencia irremisiblemente lleva al rechazo: ¡cómo una x va a sonar como e! ¡Por qué excluirse del código del lenguaje que ya había considerado la inclusión de las personas! Si decimos «periodistas», hablamos de quienes practican esa profesión, sin que necesariamente sean mujeres.
Hacer la distinción para cada género en cada palabra usada es impráctico y ridículo en un mundo que busca la practicidad continuamente. ¿Acaso no es absurdo decir: Hoy es el Día del Periodisto, de la Periodista y del Periodiste? O peor tantito, usar un signo distinto: Hoy es el Día de l@s Periodist@s/ Día de lxs Periodistxs; porque ¿cuál sería la pronunciación? Si la respuesta es: como una e; siguiendo la premisa del lenguaje inclusivo, estaríamos hablando ya del género neutro y no de uno u otro género. Porque, en tal caso, si esto se considera inclusivo, no puede haber jactancia, pues esto ya existía: si se dice «todos», se hace alusión a cada individuo del contexto del que se habla, independientemente de su identidad de género y preferencias sexuales.
El lenguaje evoluciona, pero siguiendo una línea que le da sentido a su estructura y a sus reglas, y que al lograrlo incrementa las probabilidades que facilitan su incorporación a la lengua. Si vemos los logos evolucionados de empresas famosas se puede observar como cada uno guarda una relación con el anterior, es decir, sigue una línea que le da sentido.
3. NEUTRO: EL GÉNERO COMODÍN
Siguiendo la premisa del lenguaje inclusivo: la o, para lo masculino; la a, para lo femenino; queda la e y la x, para lo neutro.
Las letras «e» y «x» son las que incluyen a aquellos que se consideran fuera del modelo tradicional hombre/mujer, masculino/femenino.
Lo curioso es que aquello que incluye lo neutro no reconoce individualidades, pues abarca subdivisiones diferentes entre sí: quienes se sienten hombres y mujeres, quienes no se sienten ninguno de los dos, quienes se sienten a veces uno y a veces otro; y sin embargo, una «e» (o «x») incluyen a toda esa diversidad. Es decir, el lenguaje inclusivo se contradice al estipular una nueva categoría para incluir a otras identidades, pero al final está siguiendo la estructura del lenguaje formal donde, por ejemplo, la segunda «o» de «todos» ya incluye a cada individuo sin importar sus creencias, gustos, orientaciones, etc.
Resumido: ¿por qué en el lenguaje inclusivo sí es válida la «e» para incluir a esa diversidad que abarca lo neutro, pero no la «o» del lenguaje formal para incluir a toda la diversidad sin importar creencias, gustos, orientaciones, etc.?
4. ¿MERECE UNA OPORTUNIDAD?
Otro aspecto que me parece relevante es el uso del lenguaje inclusivo de forma indiscriminada.
Con el lenguaje oficial podemos referirnos sin problema prácticamente a cualquier persona, podríamos decir que a los únicos que les valdría el alegato es a aquellos que no se consideran ni hombre ni mujer, ya que el lenguaje oficial no tiene un término para referirse exclusivamente a alguien ajeno a los géneros tradicionales. ¿Cómo entonces nos referiríamos a ellos para decir: Acompáñalo/a al tianguis?
Aquí tendría sentido usar un nuevo término, como el de la «e» sugerido por el lenguaje inclusivo: Acompáñale al tianguis. Y aun así será interesante ver qué opinan los lingüistas.
Este es un caso específico donde las academias del lenguaje podrían considerar el uso del lenguaje inclusivo; muy diferente del uso indiscriminado que vemos a diario.
5. SERES INDIVISIBLES
Es importante decir que el sexo es inherente al sujeto. De igual forma que alguien llamada María Gabriela pide que le llamen Gaby porque es el nombre que le gusta y con el que se siente identificada, sigue siendo María Gabriela; así, una persona seguirá siendo su sexo también –natural o sometido a tratamiento– independientemente de cómo le gusta ser identificada.
Somos lo que nos constituye como seres humanos, no limitándolo al aspecto psicológico, o al biológico, o al social, o a cualquiera: somos el todo. Negar lo que somos solo vuelve más intenso el rechazo de aquello que queremos enterrar.
6. ¿AFECTA EL USAR O NO EL LENGUAJE INCLUSIVO?
Cerremos por fin la interrogante; antes bien es necesario hablar de identidad: ¿quién eres?
Quienes se han definido podrán responder esta pregunta y no tendrán problema para asumirse como X, Y o Z. Sin embargo, quienes pretenden definirse no diciendo lo que son, sino lo que no son, o aquellos de identidad de género inconstante, son quienes tendrán dificultad para definirse.
Hablar de identidad es importante por la sencilla razón de que muchas personas no saben quiénes son; si uno mismo no lo tiene claro, al momento de relacionarse podría causar desconcierto, conflicto.
Un hombre que le da trabajo a su hijo en su empresa puede entrar en conflicto si no define su rol como jefe y como papá; de manera que si su hijo a veces le llama papá, y a veces jefe, su percepción podría influir en la relación con su vástago, o siendo muy flexible o muy severo en relación a los demás trabajadores, bajo la duda: ¿soy su jefe, soy su papá o ambos?
Este ejemplo ilustra cómo se puede alterar la percepción en la relación con los demás si no se está definido.
Para responder la pregunta inicial de este apartado, tenemos que ver a quién realmente afecta este punto que, como sugiero, es principalmente a quien no está definido.
Tal es la importancia de la definición que no por nada se ha creado una rebambaramba con que si las quesadillas llevan o no queso, y si deben llamarse entonces tacos o quesadillas. ¿Qué diría una quesadilla si tuviera vida?: «Soy una quesadilla y me caracterizo porque _______».
Y mientras son tacos o quesadillas, ya me sugestioné y me iré a deleitar con una buena orden.
Ci vediamo!