¿Opinando? más bien, Juzgando!!

Por: Daniel Rangel

Viendo redes sociales me atrapó la curiosidad un fenómeno psicológico. Hace no más de 15 días se volvió tendencia el video de una youtuber que relata cómo había abusado de ella un youtuber. Las reacciones de la gente no se hicieron esperar y poco faltó para lapidarlos a muerte.

El fenómeno al que aludo trata de cómo la gente se define en una posición para expresar su opinión, ya sea para defender u ofender a los implicados de un evento de cualquier naturaleza, no exclusivo de abuso.

LAS EMOCIONES Y LA EMPATÍA

Las personas somos seres hermosamente inconstantes: un día nos molesta cualquier cosa, y al otro día somos risueños y agradables. ¡Qué seríamos sin emociones ni sentimientos!

Nuestros afectos nos hacen volubles y vulnerables, y en conjunto con la empatía tomamos bandos de acuerdo a los aspectos que creemos tener en común con la gente en determinadas situaciones.

Para entender la empatía, recordemos la Copa del Mundo: Rusia 2018. Final inesperada: Francia vs. Croacia. Desde hace décadas la selección francesa ha sido considerada una potencia futbolística; por su parte, Croacia digamos que… no juega tan mal.

Días previos al juego, hubo varios comentarios en redes sociales de gente que quería ver ganar a Croacia; sí, apoyaban al que tenía pocas probabilidades de acuerdo a su historial futbolístico, es decir, al percibido como más débil.

Si tratas de recordar, lograrás remembrar situaciones donde la empatía ha propiciado arropar a quienes se perciben más vulnerables y débiles frente a otro que es percibido más fuerte.

La empatía no necesita razonar una situación, sino identificación con la situación o el afectado.

Por otro lado, la conducta también está regulada por los pensamientos.

¿DUEÑOS DE NUESTROS PENSAMIENTOS?

Conscientes o inconscientes los pensamientos coordinan nuestra conducta: llamarle a alguien por otro nombre es una prueba de ello; comprar una Coca de 600 ml por antojo es otro ejemplo.

Por si fuera poco el saber que nuestros pensamientos nos gobiernan en parte, ahora adicionemos que es muy común dejarse llevar por lo que uno siente, sin pensarle mucho.

Una gran cantidad de pensamientos son pasados por filtros analíticos apagados y otros deficientes, de manera que suele haber huecos en la información que uno posee y, para sorpresa, muchas veces somos incapaces de advertirlos en nuestra propia mente, generando una respuesta a X situación con la poca información disponible y la emoción a flor de piel; eso sí, una respuesta precipitada que podría mal juzgar o condenar injustamente a alguien.

INTUICIONES Y EMOCIONES VS. PENSAMIENTOS

Daniel Kahneman y Amos Tversky nos dejaron un conocimiento muy valioso sobre la heurística del juicio, la cual explica, a muy grandes rasgos, que el ser humano tiende a tomar decisiones por la vía más fácil y rápida, la que represente menos trabajo. Pensar es un trabajo pesado, ya que consume mucha energía de nuestro organismo; y sí, la intuición genera un impacto emocional más contundente y rápido, simplificando la toma de decisiones, dejando el pensamiento elaborado de lado.

Imagina que se viraliza un video de 15 segundos: inicia con un hombre en la calle gritándole a un perro mientras este le ladra de forma poco amigable; de pronto, el hombre saca una pistola y, sin más, le dispara venciéndolo. Ahí se corta el video. En redes sociales se comparte con textos tipo: Definitivamente, el animal más peligroso es el hombre.

Si sientes indignación, estás de acuerdo con el encabezado y quisieras matar al sujeto del video, entonces has caído. Es habitual que mucha gente decide por la primera impresión, sin cuestionar las circunstancias. ¿Qué se decidió? Estar contra ese individuo. Pero ¿por qué le disparó? ¿Por qué el perro le ladraba? ¿Quién fue el malo de la historia? ¿Era necesario dispararle? No lo sabemos; sin embargo, para muchos fueron suficientes los 15 segundos que vio y los comentarios de la gente que también vio el mismo video.

LIBERTAD DE EXPRESIÓN: LA OPINIÓN EN REDES SOCIALES

El derecho a la libertad de expresión en las redes sociales ha regalado opiniones de diversos temas muy acertadas, otras mediocres, y también unas estúpidas. En cualquier caso, siempre con detractores, siendo los más zafios quienes sueltan sus dedos y sus labios sin meditar la situación.

Hagamos un paréntesis importante y tengamos en cuenta lo siguiente.

Ante un evento, la falta de información sobre él nos dará diversas posibilidades con una historia particular de qué pudo haber pasado en cada posibilidad. Estas posibilidades son suposiciones: «yo creo», «yo me imagino», «yo supongo». Es decir, subjetividades infundadas.

El asunto al opinar es que, lejos de ser ecuánime, se suele rebasar fronteras ofendiendo de manera ridícula, ya que pocas veces se toman en cuenta las diversas posibilidades, ciñéndose a una, como si esa fuera la verdad entera de los hechos; por ejemplo, se comete el error de cuestionar únicamente las circunstancias del supuesto villano, mientras que el supuesto afectado o víctima, es defendido y apoyado por empatía, por el poder de la impresión emocional que generó, sin saber realmente si a quien se apoya es el «malo».

Volvemos, se elige por empatía más que por razonamiento.

¿QUÉ SIGNIFICA TODO ESTO?

Así como en la situación del video de la youtuber y el ejemplo del hombre y el perro, la gente toma bandos desde donde defiende u ofende a una persona, a una idea; pero sin noción, en ocasiones, de la situación real. Las consecuencias son las que estamos acostumbrados a ver: joder al prójimo; ¿por qué? Porque “se lo merece”.

La humanidad se ha plagado de jueces, y muchos mediocres porque juzgan mal, con falta de conocimiento, desde lo más fácil, lo que está por encimita. El juicio no se circunda al presunto culpable, sino con todo aquel que opine contrario a lo que se defiende, aunque no pocas veces es desatinado.

En esto reside el entrenar el pensamiento, para evitar hacer y decir tonterías precipitadas. Es un camino largo en el cual me gustará encontrarme a varios de ustedes. Mientras tanto…

Ci vediamo!

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